Sonrisas y lágrimas

Ayer por la noche estabas muy nerviosa y me lloraste dos veces.
La primera vez porque querías que yo te peinara siempre, querías que no me muriera nunca para poder hacerte peinados hasta que te hicieras vieja.
La segunda vez te enfadaste conmigo porque conté hasta 10 para apagar la luz de la habitación mientras colocabas todos tus muñecos en la cama. Te enfadaste tanto porque querías que contara hasta 11 y no hasta 10 y en tu enfado me dijiste que nunca más me ibas a dar besos, nunca más! 
Yo me acerqué a ti y te di un beso en la mejilla que me devolviste enseguida en mi mejilla y me dijiste que tu promesa contaría a partir de mañana. 
Te deseé buenas noches y te pusiste a llorar desconsoladamente porque no te había gustado nada lo que me habías dicho y te arrepentías muchísimo. Sonreí y te dije que te entendía, que no se puede prometer una cosa así porque lo más bonito del mundo es darse besos y abrazos, y nos fundimos en un abrazo inmenso y te dí mil besos de buenas noches.

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