El tren.
El tren salía a las 9:15 así que tenía el tiempo justo. Después de dejar a las niñas en el colegio se fue corriendo a la estación. Subió de dos en dos los peldaños de la pasarela que sobrevolaba las vías del tren mientras intentaba recordar qué ropa interior llevaba puesta, si iba más o menos depilada o si se había puesto perfume. Aún no entendía cómo se estaba atreviendo a hacerlo. Llevaban hablando desde antes de las vacaciones de verano, hacía ya ocho meses, aunque lo de hablar es un decir porque todavía no sabían qué voz tenían. Se comunicaban por redes sociales infinitos mensajes de texto, muchas fotos, alguna canción… Cuando ella le dijo que tenía que asistir a una feria en Madrid se le encendió una bombillita que no tuvo manera de apagar durante días hasta que se lo propuso. ¿Cómo no le iba a parecer bien? Encontrarse, por fin, después de tantas charlas, de tantas risas… Volvió a repasar mentalmente lo que llevaba en la pequeña mochila: una muda, un cepillo de dien